Culteranismo
El culteranismo, un término que se acuñó a principios del siglo XVII, define un estilo de extrema artificiosidad que, en la práctica, equivale a:
- Prevalencia de la forma sobre el contenido; lo importante no está en lo que se dice, sino en cómo se expresa; el tema es mínimo, lo que cuenta es la belleza formal.
- Los autores se dirigen a los sentidos, se presta especial atención al color, a la luz, al sonido, al tacto…
- Los recursos expresivos más habituales son: cultismos, hipérboles, hipérbatos, metáforas, perífrasis y encabalgamientos abruptos.
- Alusiones clásicas y mitológicas.
- Una dicción poética lo más alejada posible del lenguaje diario.
- Su principal representante es Góngora.
Los poetas cultos o culteranos del siglo XVII escribieron en un estilo de dificultad deliberada con el fin de excluir a la generalidad de los lectores. Góngora se enorgullecía de resultar oscuro a los no iniciados, tal como escribía en una carta a un corresponsal desconocido, en respuesta a un ataque a sus Soledades:
“Demás que honra me ha causado hacerme escuro (*oscuro) a los ignorantes, que esa es la distinción de los hombres doctos (*cultos), hablar de manera que a ellos les parezca griego…”.
El estilo culterano desarrollado por Góngora llegó a ser una fuerza dominante en la poesía del período, y Góngora mismo se convirtió en objetivo principal de sus detractores. Lope de Vega atacó a Góngora y a sus imitadores (y Góngora, a su vez, critica mordazmente su llaneza), pero, como otros, Lope sucumbió también a la irresistible moda culterana. Incluso Quevedo, el más ofensivo acusador de Góngora, no pudo evitar la contaminación del estilo de su enemigo.
A FRANCISCO DE QUEVEDOAnacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.
(Luis de Góngora)
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